miércoles, 1 de diciembre de 2010

Al tran-tran, por favor...

Hoy sali a dar una vuelta, y como casi siempre, llegé sin saber cómo a un artículo que publica la página mujerhoy.com. Me pareció interesante... es un poquito largo pero merece la pena:

" Ya lo decía Freud: las necesidades básicas del ser humano son el hambre y el amor. Hace 50 años, había un rito cotidiano llamado comida familiar, que reunía a padres e hijos alrededor de la mesa. Y no sólo para comer, también para contarse como había ido el día, escucharse y estrechar los lazos familiares. ¿Un mito en decadencia? Tal vez, aunque encierra una verdad esencial sobre la vida doméstica y el bienestar personal que solemos olvidar.

Eso es lo que descubrió la periodista norteamericana Miriam Weinstein en el curso de un estudio sobre la alimentación y lo que le movió a escribir el libro “El asombroso poder de las comidas familiares: cómo nos hacemos más inteligentes, fuertes, sanos y felices comiendo juntos”.
Uno de los estudios en los que se basa procede del Centro Nacional sobre Adicciones y Drogas de la Universidad de Columbia (EE.UU.), cuyo objetivo es prevenir que los jóvenes caigan en conductas destructivas (drogas, alcohol, tabaco...). En este estudio, de 1996, se intentó determinar qué tenían en común los chicos que no presentaban tales problemas. Y para sorpresa de los investigadores, resultó que comer en familia era más importante que asistir al colegio o las notas.
Desde entonces, la encuesta se repite todos los años. La de 2005 muestra significativas diferencias entre dos grupos de adolescentes, según la frecuencia con que comen en familia: dos veces por semana o al menos cinco. En el segundo grupo son más lo que dicen no haber probado nunca el tabaco (85% contra el 65% del primer grupo), el alcohol (68% frente a 47%) o la marihuana (88% contra 71%). Estos chicos presentan también menos problemas de ansiedad y sacan mejores notas.

“Quizás las comidas familiares proporcionan a los padres una ocasión de atender al bienestar emocional de sus hijos adolescentes. Estos encuentros permiten a hijos y padres comunicarse regularmente. Nos conectan con nuestras tradiciones culturales y familiares, nos permiten realizar lo que es una familia: cuidar unos de otros, compartir cosas y recorrer juntos el camino de la vida”, señala Miriam Weinstein. Los investigadores han descubierto que nuestros recuerdos infantiles más importantes no son los grandes acontecimientos, sino el cariño, el compartir, el pasar tiempo juntos. Por eso a la comida hay que dedicarle tiempo, lograr que sea un oasis en nuestro ajetreado mundo.

La buena educación

Otro asunto importante es el de las buenas formas en la mesa. Los padres, criados en los tiempos del “todo vale” de los años 60 y 70, se descubren desprovistos de recursos para preparar a sus hijos para la vida social. Una comida que reúne a la familia entera –y que no es saboteada por la televisión (el 53% de los adolescentes encuestados decían que solían verla durante las comidas) o el teléfono– es el entorno ideal para aprender a comportarse. Desde pequeños, verán el ejemplo de sus padres y adquirirán buenas maneras.
Comer en familia también enseña a los niños a mantener una conversación y les suministra la mayor parte de su vocabulario. Además, las comidas son ocasiones naturales para asimilar la historia y los valores de la familia, y para aplicar esos valores a su vida cotidiana y a los problemas y oportunidades que encontrarán luego.

José María Contreras, biólogo expecialista en el estudio de las relaciones humanas, resalta “la cultura de la prisa” como un signo de nuestro tiempo. “El hombre huye de sí mismo, no quiere estar a solas. La prisa se ha convertido en un valor: quien tiene prisa es importante. Pensamos que no podemos parar, que puede ser peligroso. A los hijos les damos lo que podemos, decimos que todo lo hacemos por ellos, pero sabemos que nos engañamos. Qué más quisiéramos nosotros que verlos todos los días. Aunque luego presumimos de que no podemos hacerlo. Estamos hechos un lío”, explica Contreras.

Este escritor y conferenciante se pregunta en torno a qué gira la vida familiar. Y llega a la conclusión de que lo hace alrededor de tres electrodomésticos: la televisión, el ordenador y la nevera. “Por culpa de estos artilugios, la comunicación puede romperse hasta dejar de existir. Es lo que aparentemente llena la existencia de muchas familias. Y la vida languidece, porque cuando se vive creando necesidades o satisfaciendo deseos continuamente se termina aburrido y sin ilusiones”. "

Os recomiento visitar esta pagina  si es que no la conocíais ya... tiene artículos muy interesantes, sobre todo, para nosotras (familia, moda, hijos, pareja... pues eso, Mujeres de hoy)

Y tú, ¿Qué crees o aprotas a la cultura de la prisa?

Dia mundial del sida

4 comentarios:

  1. Yo tambien quiero ir al tran tran... Yo no huyo de mi misma.. ni me siento importante con prisas... ¡qué conclusiones mas raras del Contreras! Pero vivir en una gran ciudad con atascos y sometida a fichajes horarios impone prisas... que detesto.

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  2. Hola!
    muy interesante , sí señor.
    No se que decirte al respecto porque en casa siempre hemos comido a la manera tradicional, es decir los tres en la mesa cada día y pienso por experiencia que no siempre se consigue ese dialogo fluido y bla bla bla.Ahora para mi es un gusto y me siento muy afortunada pero eso de que los niños nunca hayan comido en el cole me reportó a veces un estado de ansiedad demasiado al límite, porque yo he trabajado hasta hace bien poco y debía de tener planeados y preparados los menus al llegar a casa , el tiempo lo debia de rascar por las noches...En fin, que es un tema bastante amplio en el que no podemos llegar a conclusiones definitivas a sí como así.
    Besos

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  3. Qué interesante, me gusta mucho Mujer de Hoy.El abrigo de Gwyneth es de Burberry,un saludo :)

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  4. Pikerita - Unos lo hacen por gusto y otros... por obligación. Sigue así y no cambies...

    Marci - Creo que muchas veces, aunque la balanza pese más de un lado hay que buscar otras formas de conseguir nuestro objetivo. Yo creo que con el tiempo, = que ahora, terminarás alegrándote más aún.

    Josylola - Esta página es mi nuevo descubrimiento!

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